Búsqueda personalizada

lunes, 9 de abril de 2012

Reflexiones de cine Diez actrices que no me ponen nada

Hace tiempo os hablé de algunas de las atrices más guapas, evidentemente a mi juicio, de toda la historia del cine. Hoy me ha dado por darle la vuelta, y en una de esas listas que juré y perjuré no volver a realizar, reúno a diez de las actrices que menos instintos sexuales despiertan a un servidor. Para ello he restringido el margen de operación. Son todas actrices muy conocidas, y salvo alguna excepción, actrices consideradas guapas o que alguna vez han salido en las listas de las mujeres más deseadas del planeta. Por supuesto, las dotes interpretativas de las respectivas también han sido tenidas en cuenta aunque no haya influido a fondo en la elección. Los que puedan pasen y disfruten.

Angelina Jolie

jolieponenada

Sí, en la foto sale espectacular —el photoshop hace maravillas— pero a mí esos morritos nunca me han dicho absolutamente nada. El señor Brad Pitt cambió a Jennifer Aniston por esta escuálida mujer que se va de machota por la vida. Sólo me ha gustado en un par de títulos —‘Un corazón invencible’ (‘A Mighty Heart’, Michael Winterbottom, 2007) y ‘El intercambio’ (‘The Changeling’, Clint Eastwood, 2008)—, y creo que posee uno de los Oscars más inmerecidos de todos los tiempos, ‘Inocencia interumpida’ (‘Girl, Interrumped’, James Mangold, 1999). Para much@s un sueño erótico de envergadura, a ser posible enfundado en cuero y dispuesto a todo. Me uniría a ello si no fuera por mis gustos, que me hacen tener ese tipo de sueños con alguien más cercano.

Marilyn Monroe

monroenomepone

Norma Jean Baker llegó a lo más alto y dejó este mundo con tan solo 36 años. Seguramente la mujer más deseada de todos los tiempos —probablemente parte de su secreto fuesen sus medidas 94-58-92, muy cercanas al canon de mujer perfecta—, aunque no por mí que siempre he preferido a otras coetáneas. Cuando la miro no puedeo evitar pensar en que era el prototipo de niña tonta, y sin embargo llegó a volver algo loquito a algún presidente de los Estados Unidos. Trabajó con algunos de los más grandes —Billy Wilder o Fritz Lang entre otros— y se paseaba por delante de la cámara como pocas, pero a mí sus movimientos de cádera y andares me ponen nervioso, y no precisamente en el buen sentido.

Katie Holmes

holmesnopone

Me da igual lo guapa que salga en algunas fotos, a mí esta chica me repele desde que la vi en la serie de televisión ‘Dawson crece’ (‘Dawson Creek’), con su aspecto de muñeca virginal y que no se da quitado de encima. El mayor fallo de ‘Batman Begins’ (id, Christopher Nolan, 2005) y todo porque no había ni la más mínima química entre Christian Bale y ella. Con todo y no sé la razón, creo que al señor Tom Cruise le queda perfecta como pareja. Su sosería es su principal defecto, aunque en películas como ‘Retrato de abril’ (‘Pieces of April’, Peter Hedges, 2003) se saliese de la norma.

Glenn Close

closenopone

Por motivos evidentes. Y aún me sigo preguntando qué lumbreras tuvo la idea de colocarla en ese plagio descarado de ‘Escalofrío en la noche’ (‘Play Misty for Me’, Clint Eastwood, 1971) que es ‘Atracción fatal’ (‘Fatal Attraction’, Adrian Lyne, 1987), convirtiéndola en la infidelidad sexual que comete Michael Douglas hacia Anne Archer, que hay que ser muy tonto para ponerle los cuernos a esa mujer. Como actriz siempre me ha parecido insoportable, aunque en alguna que otra ocasión —‘Las amistades peligrosas’ (‘Dangerous Liaisons’, Stephen Frears, 1988)— brillase a gran altura.

Penélope Cruz

cruznopone

Es un caso parecido al de Katie Holmes —con la que tiene en común el haberse cepillado a Tom Cruise— pero con más carácter y es que por el solo hecho de ser española ya tenía que tener algo positivo. La recuerdo con algo de cariño en ‘Jamón, jamón’ (Bigas Luna, 1992) donde se lo montaba con Javier Bardem, como si hubiesen tenido la capacidad de ver el futuro, pero jamás me la he creído en pantalla como pareja amorosa de quien fuera. Para colmo su forma de hablar me hace rechinar los dientes, lo cual no viene nada bien para la excitación sexual.

Tilda Swinton

swintonnopone

Me gustan las mujeres raras, lo reconozco, pero esta en concreto no, y la razón es muy sencilla: me da miedo, mucho. Dejo a un lado sus innegables dotes para la interpretación —ya les gustaría a muchas otras actrices ser solo la mitad de buenas que lo es esta—, pero su blancura me deja casi siempre helado, preocupado, temeroso. Me la imagino como una mantis religiosa tras el acto sexual, y no me sorprendería lo más mínimo si un día descubren que tiene la casa llena de cadáveres.

Nicole Kidman

kidmannopone

Un claro ejemplo de lo que el botox ha hecho por algunas mujeres, empeorarlas. Pero a mí la Kidman no me gustaba ni cuando podía presumir de belleza natural con esos ojos de felina —sin duda el mayor atractivo que posee—, y es que no sé qué me pasa con este tipo de mujer blanca, delgada y pelirroja, que no despierta en mí el más mínimo atisbo de hombría. Como actriz no me parece grande, aunque en ocasiones como la última película de Stanley Kubrick se saliese por todos lados. A estas alturas ya he deducido que Tom Cruise y yo no tenemos los mismos gustos para las mujeres, lo cual me alivia, así no competimos.

Keira Knightley

knightleynopone

No me gustan las tablas de surf. Punto.

Sandra Bullock

bullocknopone

Ese aire de brutota siempre me ha mantenido alejado de cualquier pensamiento sexual hacia una actriz a mi parecer muy mediocre. No entiendo como ha formado parte de tanta comedia romántica, aunque evidentemente dicho género anda de capa caída desde hace unas cuantas décadas. Desde que ganó un risible Oscar por un risible drama parece camino de enfrascarse en papeles más maduros o serios, por decirlo de algún modo. Sólo me cautivó en ‘Historia de un crimen’ (‘Infamous’, Douglas McGrath, 2006), una de las películas en la que menos guapa aparece. Ironías de la vida.

María Esteve

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Cerramos la lista con una actriz patria y que a mí siempre me ha tenido un aire a lo Kate Hudson, a quien he estado a punto de incluir en el listado. La hija de Marisol no destaca precisamente por su magnetismo en pantalla ni por su latente morbo. Con ese aspecto de niña, algo heredado de su madre, no puedo pensar en otra cosa. En pantalla grande no la vemos desde el 2007 pero cualquier día nos da un susto.

Las cinco mejores películas de Billy Wilder

wilder5best

Hace algo más de diez años nos dejaba Samuel Wilder, al que todos conocemos por Billy Wilder, uno de los más grandes directores que el séptimo arte ha dado en su corta existencia. Alumno aventajado de otro grande, Ernst Lubitsch, Wilder trabajó primero como guionista para más tarde debutar como director. Cuentan que una de las razones del salto de la escritura a la realización tuvo que ver con el desacuerdo que Wilder tenía con Mitchell Leisen —para el que suscribe, un gran, gran desconocido—, al que le achacaba el destruir sus libretos a la hora de ponerlos en imágenes. Para el mismo escribió las imprescindibles ‘Medianoche’ (‘Midnight’, 1939) o ‘Si no amaneciera’ (‘Hold Back the Dawn’, 1941), y resulta cuanto menos curioso que Wilder no estuviese satisfecho de los resultados.

En ese juego macabro que es el celebrar el fallecimiento de alguien, en Blogdecine voy con una de esas listas que tanto odio, pero de las que no puedo desprenderme, y porque a vosotros en el fondo os gustan más que nada. Elegir entre las 27 películas dirigidas por Billy Wilder no ha sido tarea fácil, y sin cambiar EL título por excelencia de su filmografía, tal vez en otro momento elegiría otras, pero hoy son estas. Sin más dilación, y a juicio de quien suscribe, las cinco mejores películas de Wilder:

‘Perdición’

perdicionf1

A pesar del error de la puerta —una puerta de un piso o apartamento jamás abre hacia fuera— una de las cumbres del cine negro. Con un triángulo interpretativo de primer orden —al margen de Edward G. Robinson y Barbara Stanwyck, Fred MacMurray nunca estuvo tan bien— Wilder con Raymond Chandler consiguen la perfección con una historia cautivadora, en la que la figura de la femme fatale lo es todo. Una de esas películas que pueden verse las veces que sea, como tantas otras en esta lista.

‘El crepúsculo de los dioses’

sunsetboulevardf1

De esa especie de subgénero de cine dentro del cine, ‘El crepúsculo de los dioses’ (‘Sunset Boulevard’, 1950) es probablemente una de las citas imprescindibles con el mismo. Echando mano de Gloria Swanson y Erich Von Stroheim todo un canto al séptimo arte, a Hollywood, y a los gloriosos tiempos del cine mudo. Tan ácida como nostálgica, con una reflexiva parada sobre la decadencia humana y de las estrellas, posee la brillantez de estar narrada por un muerto. Imprescindible.

‘Traidor en el infierno’

stalag17f1

Oscar para William Holden —probablemente hizo sus mejores interpretaciones a las órdenes de Wilder— en uno de los films menos considerados de su director, pero que a mí me parece una obra maestra. La opresión en un campo de concentración, las subtramas, el traidor, la fuga, y un final glorioso hacen de esta cinta un disfrute mayúsculo, en el que Wilder lleva a su máxima expresión sus tres principales mandamientos a la hora de hacer cine: No aburrirás, no aburrirás y no aburrirás. ¿Quién después de verla no sigue silbando su última melodía? Y además con Otto Preminger en un papel.

‘El apartamento’

apartamentof1

Para muchos, por no decir todo el mundo, la mejor película de Wilder, ergo, una de las mejores de toda la historia del cine lo cual no es poco. Tragicomedia sin ninguna concesión, aventura sobre la vida misma con un héroe —o mejor dicho, un antihéroe— de excepción, C.C. Baxter, al que da vida un más que perfecto Jack Lemmon en una de sus colaboraciones con el director, también amigo íntimo. Cualquiera puede verse reflejado en él, y he ahí una de sus principales cualidades. Como es habitual en Wilder, el final antológico.

‘La vida privada de Sherlock Holmes’

private sherlockf1

El punto álgido de la mirada amarga del cineasta en su última etapa, y su película más arriesgada. Un acercamiento al lado más humano del personaje de ficción que más adaptaciones cinematográficas posee, a través de una historia apasionante, llena de misterio y aventuras. Los ciegos productores mutilaron el film, pero con ello no lograron anular su calidad, un bella película llena de un arrebatador lirismo que desvela poco a poco sus innegables cualidades ganando con el paso del tiempo.

¿Tuitear en el cine, majadería o necesidad?

cine-twitter_650

Creo que estaréis de acuerdo en que uno de los males que más incita a dejar de ir a una sala de cine a ver algunos de los últimos estrenos es el hecho de encontrarse con otros espectadores que pueden convertir en una tortura esa experiencia. Hay algunas personas muy radicales a las que incluso el mero hecho de que alguien esté comiendo algo les resulta poco menos que ofensivo, pero eso es algo inevitable si tenemos en cuenta que gran parte de los beneficios de las salas provienen de la venta de palomitas y similares.

Lo que cuesta más aceptar son situaciones como que haya personas comentando en voz alta lo que pasa en pantalla, que una pareja empiece a darse el lote cerca de ti (llegando incluso a salir un momento para conseguir un condón. Eso lo viví yo, os lo juro) o los adictos al móvil que ignoran los avisos pidiendo que los apaguen antes del comienzo de la proyección y atienden llamadas sin ninguna vergüenza a mitad de película. Y ojo con criticarlos, que a la salida del cine te pueden amenazar con darte una paliza por haberle tocado las narices al pedir que apagase el móvil (también lo viví). Es cierto que eso no sucede siempre, pero los días de (relativa) tranquilidad en una sala de cine pueden estar llegando a su fin.

Hace unos meses leí estupefacto un artículo que relataba la proliferación una iniciativa en USA que consistía en reservar butacas en cines, teatros, óperas (ahí incluso las regalaban), etc. Uno podría pensar que, bueno, era una cosa ocasional para relanzar negocios concretos o para revitalizar espectáculos algo caducos entre el público más joven, pero parece que las cosas son algo más complicadas.

twitter-whale_650

Según una reciente encuesta, más del 50% del público entre 18 y 34 años de USA cree que poder comentar la película en vivo y en directo a través de twitter o facebook mejoraría su experiencia, y a casi la mitad le gusta la idea de ir a unos cines en los que se permita realizar esta actividad. Con esos datos cuesta creer que iniciativas como las mencionadas más arriba no se propaguen a la velocidad de la luz, ya que posiblemente vean en esto una buena alternativa al 3D para poder aumentar el precio de las entradas (ya sea por dedicar salas en exclusiva o por la muy posible pérdida de espectadores en una sala normal). Yo ya me creo cualquier cosa.

Sobre la iniciativa en sí misma, ¿Cuántos de vosotros dejaríais de ir al cine si tuvieseis que soportar a alguien a vuestro lado usando en todo momento el móvil? Porque yo creo que ceder a esa tentación de forma muy puntual se puede aceptar, del mismo modo que puedes no apagar tu móvil (pero sí ponerlo en silencio) si estás esperando una llamada importante. Luego sales fuera de la sala para hablar y, aunque hayas causado alguna molestia, no creo que sea para tanto. El grave problema lleva cuando lo extiendes de forma generalizada y empiezas a tolerar el todo vale. Y es que, ¿cómo ibas a poner un límite a, por ejemplo, recibir llamadas? Porque habrá quien añada que comentar la película de forma hablada con alguien que esté fuera, que quizá ya haya visto la película, mejoraría aún más la experiencia de verla.

Obviamente, la alternativa de dedicar salas en exclusiva a esta actividad para un mal menor, pero tened en cuenta una cosa: En España hay no pocos estrenos que cuentan con una distribución limitada, valga por ejemplo el caso de ‘The Artist’ y lo mucho que tardó en poder verse en algunas ciudades. ¿Qué pasaría si alguna película que te interesa especialmente se estrenase sólo en una sala para tuiteadores? o ¿Cómo se decidiría exactamente cuáles son las butacas que forman parte de la sección de tuiteadores?. Personalmente, creo que twitter es un medio ideal para comentar tus impresiones en vivo (o casi) cuando estás viendo algo en tu casa (o la de un amigo), en especial si tiene una calidad ausente, pero la idea de generalizarlo en una sala de cine tiene muchos peligros como para verlo como una mera innovación más para salvar al cine, ¿no creéis?

 

Fuente blogdecine.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario