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martes, 27 de mayo de 2014

'Dom Hemingway' analisis



‘Dom Hemingway’ (id, Richard Shepard, 2013) es la última película que ha dirigido el poco conocido Shepard, quien entre película y película también se dedica a dirigir episodios de series de televisión, ese lugar de refugio para muchos. No han cambiado mucho las cosas desde su debut con Rossana Arquette y David Bowie, pasando por la que probablemente sea su película más conocida, ‘The Matador’ (id, 2005). Sobre ‘La sombra del cazador’ (‘The Hunting Party’, 2007) es mejor no hablar.

En todos los films de Shepard existe cierto humor; curiosamente cuando intenta apartarse de ello y centrarse más en el drama, la cosa se le escapa de las manos. Pero si hay un punto a favor en los films de su autor son los actores, por norma general entregados a personajes con muchas posibilidades, sin duda el fuerte de Shepard como escritor. ‘Dom Hemingway’ es la que probablemente tenga el personaje más rico e interesante de todos, y también al mejor intérprete, un Jude Law absolutamente genial.



El prólogo del film de Shepard, antes de que los títulos de crédito invadan la pantalla al ritmo de música a todo meter, en el que se le practica una felación al protagonista, marca por completo el tono a seguir en el film, y sobre todo el carácter del personaje. Una secuencia que más allá de resultar graciosa, o incómoda —para algunos estoy completamente seguro que sí—, plantea algo muy interesante.

Tras los discursos apasionados de Hemingway, que proclama su nombre y su grandeza a los cuatro vientos, no se encuentra precisamente el mejor de los clímax —aquí un orgasmo que sabe a poco, nunca mejor dicho—. La fanfarronería llevada al límite, pero con la peculiaridad de que Hemnigway nos cae bien. Su estancia en prisión durante doce años por guardar silencio y no delatar a su jefe (Demián Bichir) da paso a todo un showman que no deja de hablar, construyendo frases rimbombantes y provocadoras que en el fondo no significan nada.

El personaje es lo que importa

‘Dom Hermingway’ se divide entre lo cómico, parte destinada al personaje central y sus juergas con sus compañías, y lo dramático, con la relación de éste con su hija, quien le ha hecho ya abuelo. La película lejos de encontrar el equilibrio entre ambos tonos, no profundiza en exceso en ninguno de ellos, manteniendo en realidad un tono ligero, dando a Jude Law la oportunidad de lucirse como nunca. Engordando bastantes kilos para el personaje, el actor está fantástico, controlando muy bien la euforia de algunos instantes con aquellos más íntimos y dramáticos.

El exceso es el peligro, pero nunca cae en ello, y así ‘Dom Hemingway’, que navega entre momentos delirantes, otros mucho más calmados, y con algunas reacciones no demasiado lógicas, gana a sus espectadores, porque Shepard mantiene el ritmo, narra lo que tiene que narrar —todo muy tópico— en hora y media, la ahora muy de moda Londres como escenario de fondo, y la certeza de un actor sometiéndose a un trabajo colosal y que, lamentablemente no tendrá repercusión de otros trabajos suyos.

‘Dom Hemingway’ también peca un poco de lo que peca ‘Redención’ (‘Hummingbird’, Steven Knight, 2012), de querer dejarlo todo muy bien cerrado, intentando contentar a todo el mundo. Sin embargo, no puedo dejar de hacerme eco del desenlace del film, que al igual que otros instantes del mismo, éste pretende darse la mano con la fábula. Jude Law se marca otro pequeño discurso final, esta vez como advertencia y como claro control de lo que puede ser capaz de hacer. Dicha elección es el mayor triunfo del personaje.



'Al filo del mañana', entretenimiento palomitero de calidad



'Al filo del mañana' ('Edge of Tomorrow', Doug Liman, 2014) es uno de los blockbusters que más dudas despierta de este año. Fue en noviembre de 2012 cuando pudimos ver una primera imagen oficial y tuvo que pasar más de un año hasta el lanzamiento del tráiler inicial con el que la película alcanzó, si hacemos casos a las predicciones de los expertos, su punto álgido de interés entre el público potencial.

Desde entonces, el gran miedo de Warner ha estado en cómo recuperar su cuantiosa inversión -unos 180 millones de dólares- en un título que no forma parte de una franquicia establecida y en cuya historia todo el mundo ha querido ver como una versión aparatosa de 'Atrapado en el tiempo' ('Groundhog Day', Harold Ramis, 1993). Es cierto que algo de eso hay, pero 'Al filo del mañana' es ante todo un espectáculo palomitero de calidad mucho más ingenioso de lo que parece a simple vista.

'Al filo del mañana', un gran blockbuster

Ya sabéis que no tengo ningún problema para disfrutar con algunos de los blockbusters que se estrenan cada año -si, por ejemplo, echáis un vistazo a mis películas favoritas de 2013, encontraréis varios-, pero tengo que confesar que echo un poco de menos el estilo de los años 90, cuando había mucho más espacio para el humor y también para contarnos historias únicas en lugar de empeñarse en que todo gire alrededor de una franquicia de películas con la que el estudio pueda asegurarse dinero de forma más o menos sencilla.

Una de las cosas que ha hecho mal Warner durante la promoción de 'Al filo del mañana' es negarnos la posibilidad de pensar que, con la salvedad de una mayor presencia de los efectos visuales, es un espectáculo más en común con las superproducciones de hace unos 20 años que con los que se estrenan ahora casi cada mes. Una de las claves para ello es su falta de miedo para introducir comedia para aligerar el dramatismo de la situación, pero sin sacrificar la sensación de amenaza, que actualmente es todo demasiado tenso o en ningún momento te crees que haya un peligro real para los protagonistas.

Sin embargo, todo ello es insuficiente sin una historia y unos personajes que consigan implicarnos en lo que está sucediendo en pantalla y 'Al filo del mañana' es consciente de ello. Por un lado, tenemos un guión que apuesta por la sencillez para que el espectador se entere de la forma más clara posible de una trama que en otras manos podría haberse complicado más de lo debido, pero lo hace sin renunciar a jugar con la relación entre las emociones de los personajes y lo que sepan en ese momento en lugar de apostar por un enfoque demasiado lineal.

Decir que 'Al filo del mañana' es una película ambiciosa quizá sería exagerar un poco, pero lo que sí queda claro es que no quiere ser una forma más con la que sacar el dinero a los espectadores incautos. Desconozco hasta qué punto eso se debe a haber respetado el material original de Hiroshi Sakurazaka, pero lo cierto es que estamos ante un estimulante híbrido entre gran entretenimiento para aquellos que simplemente quieran pasar el rato y también un relato que no ponga las cosas demasiado fáciles a los que deseen algo más.

Una maquina bien engrasada



Además, 'Al filo del mañana' nunca llega a hacerse repetitiva, ya que nos plantea varios callejones sin salida a los que han de enfrentarse unos Tom Cruise y Emily Blunt muy convincentes y que demuestran una sorprendente química en pantalla. Cierto es que uno nunca deja de penar que está viendo a Cruise, pero la evolución de su personaje -empieza siendo un cobarde que simplemente quiere no entrar en combate, luego ha de lidiar con la confusión y más tarde va ganando destreza hasta convertirse en un auténtico héroe- y lo bien que lo maneja compensan ese punto con creces.

Mi interés hacia el cine de Doug Liman se había hundido tanto tras el estreno de 'Jumper' (2008) que mi gran miedo con 'Al filo del mañana' era que hubiese convertido en un desastre una propuesta con bastantes posibilidades sobre el papel. Una vez vista, justo es admitir que podría haber rebajado la aparatosidad de su tramo final, pero sigue funcionando a nivel dramático y hasta entonces había guiado la película con una eficacia indiscutible, consiguiendo que las escenas de batalla sean impresionantes a nivel visual -falla un poco el diseño de los extraterrestres, pero nada grave-, pero integradas en la narrativa de la historia en lugar de ser islotes puntuales.

Otros detalles que merece la pena destacar es la eficiente utilización de Brendan Gleeson y, sobre todo, Bill Paxton en personajes secundarios descritos con rapidez, pero con la suficiente personalidad para que realmente aporten algo. Esto es algo que se también se traslada, aunque en menor medida, al resto de roles menores con frase y eso es algo que agradecí mucho, que actualmente es demasiado habitual que las grandes producciones descuiden este punto salvo que simplemente no les quede otra -adaptaciones de algo con demasiados fans como para ignorarlos, aunque luego no siempre se hagan bien las cosas-.



En definitiva, 'Al filo del mañana' es un blockbuster que bebe del pasado y se aprovecha de los medios de hoy en día para abrirnos la vía de lo que debería ser una -muy- buena película de entretenimiento. Una historia interesante y bien llevada, unos buenos protagonistas -tanto los personajes como el trabajo de los actores- y unos eficaces secundarios, espectacular visualmente y con un director con las ideas claras que no se complica más de lo necesario. Fallos hay -el desenlace es meramente correcto-, pero sus virtudes consiguen que esté deseándome centrarme en lo bueno.




'Man-thing. La naturaleza del miedo', de Brett Leonard



Incomprensibles. Ese es el primer epíteto —y el menos ofensivo— que le viene a servidor a la cabeza cuando tiene que calificar algunas de las decisiones que las mentes pensantes de Hollywood toman a veces a la hora de respaldar un determinado proyecto. Centrando dicho adjetivo en lo que al mundo del cómic se refiere, ya hemos dado cuenta desde que comenzó el especial de una generosa cantidad de producciones que, vistas en retrospectiva, resultan injustificables por cuanto pretendían sacar tajada en la gran pantalla de personajes de dudosa entidad en la página impresa.
Centrando aún más este discurso y acotándolo a la vastedad del Universo Marvel, uno no se explica como, junto a los muchos aciertos que los estudios han ido sumando en su devenir en el celuloide, podemos encontrar tantos esperpentos como aquellos que se produjeron entre finales de los ochenta y principios de los noventa, y los que se han ido intercalando con las grandes producciones de La Casa de las Ideas en la última década. Y si alguno podría haber pensado que habíamos tocado fondo con 'Elektra' (id, Rob Bowman, 2005) o 'Los Cuatro Fantásticos' ('Fantastic Four', Tim Story, 2005), se equivocaba...
'Man-thing', el cómic



Resulta curioso como dos de las “cosas” más famosas del mundo del comic —El Hombre Cosa y La Cosa del Pantano— hicieron su debut con tan solo dos meses de diferencia. Las similitudes entre ambos personajes saltan a la vista y no sería extraño que el aspecto de ambas criaturas verdosas llegara incluso a confundir al lector poco observador. Sin embargo, lo que no deja lugar a dudas, es la mayor repercusión que obtuvo en el medio la creación de DC cuya etapa guionizada por Alan Moore es considerada por muchos como un pilar fundamental del Noveno Arte.

Aun así, el monstruo de Marvel ideado por Stan Lee, Roy Thomas y Gerry Conway también tuvo su momento de gloria de la mano del guionista Steve Gerber, al que se le recordará especialmente por las aventuras del aguerrido Howard el Pato. Hasta la llegada de Gerber el doctor Theodore Sallis y su alter ego, Man Thing, protagonizaron todo tipo de historias terroríficas y oscuras en los Everglades, aunque en el origen del personaje se mezclan elementos algo más “mundanos” y superheróicos: el suero que convirtió en un super-soldado al Capitán América, el doctor Curt Connors o la organización terrorista IMA.

Fue gracias al mencionado Gerber que el personaje empezó a virar hacia un terreno algo más místico, introduciendo nuevos secundarios. El mayor logro del guionista fue saber encontrar el equilibrio perfecto con unos elementos donde abundaba lo terrorífico y lo bizarro: fantasmas, demonios, viajes en el tiempo y patos lenguaraces y pendencieros. Con el paso de los años, estos tebeos cargados de buenas ideas y grandes dosis de imaginación han ido escalando posiciones hasta ser considerados como una etapa de culto y hacerse un hueco en los rincones más oscuros de toda tebeoteca que se precie.
'Man-thing. La naturaleza del miedo', esperpento en B

Pensada primero como un lanzamiento directo a video y subida en la escalafón para un estreno en cines coincidiendo con la celebración de Halloween en un evidente intento de sacar partido a la fiebre de las adaptaciones de cómic en la gran pantalla, 'Man-thing. La naturaleza del miedo' ('Man-thing', Brett Leonard, 2005) es una de esas producciones, Marvel o no, que nunca debería haber llegado a ver la luz. De hecho, tras pensárselo bien, los estudios decidieron cambiar de idea de nuevo y volvieron a la idea inicial de editarla en formato doméstico directo en territorio estadounidense, dejando el estreno en cines para el mercado internacional.

A España llegó de tapadillo en marzo de 2006, y por curiosidad malsana, o porque ese día estaba muy aburrido, me acerqué en su momento al único cine de Sevilla que llegó a proyectarla para conocer de primera mano qué diantres había hecho Brett Leonard, el responsable de esos dos entretenimientos de ciencia-ficción que son 'El cortador de césped' ('The Lawnmower Man', 1992) y 'Virtuosity' (id, 1995), con un personaje cuya adaptabilidad, como afirmaba al comienzo de la entrada, era tanto o más dudosa que la capacidad de decisión de aquél que determinó que de aquí podía salir algo medianamente entretenido.

Huelga decir que poco falto durante los noventa y siete minutos de proyección para que me saliera de la sala e intentara olvidar, antes de que fuera demasiado tarde, lo que estaban proyectando para mi solo. Pero el aguante y esa constante determinación que nunca me ha dejado abandonar un cine por mala que fuera la cinta, hizo que me quedara hasta el final y aguantara estoico el festival de incongruencias y pésimas decisiones cinematográficas que es esta producción que se hace fuerte en la serie B olvidando una clave del "género" que quizás la habría hecho más soportable, el humor.



Para infortunio del espectador, 'Man-thing' se toma demasiado en serio a sí misma, y ni siquiera cuando aparecen en pantalla alguno de los caricaturizados personajes que componen su elenco, el guión —es un decir— de Hans Rodonioff aprovecha para meter, aunque sea con calzador, alguna "coñita" que alivie la pesada carga que orbita sobre todo el metraje. Optando por cargar las tintas en un ramplón mensaje ecologista y por acercar a la cinta a los postulados del cine de terror, el libreto y la dirección de Leonard yerran por completo la dirección en la que se mueve el filme.

Un filme del que, sinceramente, no sería capaz ni aún proponiéndomelo de extraer algo positivo, aunque fuera de talante discreto: la realización es torpe, atribulada y de una simpleza que asusta; los personajes, y los actores que los encarnan —atención al circunspecto sheriff y su cara de estreñimiento perpetuo— parecen restos de saldo de otra producción; el diseño de producción es, por así decirlo, prácticamente inexistente y de los efectos visuales mejor no hablar; la música, una sucesión de notas que van discurriendo de lugar común en lugar común...

En definitiva, que por mucho que sólo costara a las arcas de la productora 7 millones y medio de dólares —de los que dudo mucho que se recuperara ni un diez por ciento—, la suma de todos los factores negativos que envuelven a 'Man-Thing, La naturaleza del miedo' debería haber sido suficiente para que alguien con dos dedos de frente hubiera parado a tiempo tamaña lacra en el historial reciente de la Marvel. Y cuidado, que no será la última salida de la empresa a la que tengamos que hacer frente antes de que finalice este especial de Cómic en cine.




Critica:'Redención', Jason Statham y su carisma



De todos los héroes de acción que han pasado por delante de nuestras retinas en las dos últimas décadas Jason Statham me parece el que mayor carisma posee. Un actor que sustituye sus limitadas capacidades dramáticas por estilo y presencia. Uno de esos tipos duros surgidos como resultado de la evolución a partir de estrellas setenteras cuyos nombres no hace falta citar. En otras palabras, Jason Statham es un tío que cae bien cuando aparece en pantalla, ya sea en productos de dudosa credibilidad o intentos de hacer algo más, como el presente ‘Redención’ (‘Hummingbird’, Steven Knight, 2012).

Se trata de la ópera prima de Knight, cuyo mayor logro en su currículum es el haber escrito el libreto de ‘Promesas del este’ (‘Eastern Promises’, David Cronenberg, 2007). Una de las máximas en los guiones de Knight suelen ser personajes abocados a un destino del que no pueden escapar, buscando en cierto modo una redención. El personaje de Statham entra de lleno en ese universo, y el resultado es un producto a ratos atípico, a ratos muy típico, que no narra nada nuevo, pero entretiene lo suficiente.



Jason Statham da vida a un ex-militar retirado, y que ahora vive en Londres ganándose la vida de forma no muy legal. En sus fantasmas habita el sentimiento de culpa por un terrible hecho acaecido en el pasado, durante la guerra y ahora intenta purgar su culpa haciendo buenas obras con el dinero que consigue de forma ilegal. En sus andanzas, mientras huye del gobierno y se junta con gente non grata, llegará a entablar amistad con una monja que le ve con otros ojos.
Quien mucho abarca...

‘Redención’ intenta tocar muchos palos. Por un lado tenemos la historia de redención que el título español indica, y que en el original tiene que ver con los colibrís que le recuerdan a Joey (Statham) lo acaecido en la guerra. Por otro el típico film de acción en el que el actor hace gala de su estilazo dando golpes, patadas y demás hostias variadas. También hay una crítica a lo militar, el punto menos comprometido del relato. Un drama sobre la inmigración, con algún instante duro. Y por último, lo más delirante: la historia entre Joey y la monja.

Es este personaje uno de los puntos fuertes del relato desde varios puntos de vista. Por un lado hablamos de una monja que semeja ser en ciertos momentos un ángel de la guarda para el protagonista, para en otros ser una especie de tentación, otro pecado más que sumar a la agenda. Que esto suceda en un film al completo servicio de alguien como Jason Statham no deja de tener su gracia, incluso el film alcanza momentos algo vergonzosos al respecto. Somos seres humanos, no almas que buscan el perdón.

En cualquier caso ‘Redención’ está dirigida con cierto brío. Knight se ha ocupado más del libreto, en el que ha intentado dejarlo todo absolutamente cerrado, dando la sensación de querer contentar a todo tipo de espectadores, y fracasando en buena parte con ello. Afortunadamente, la puesta en escena, aquello en lo que se estrena Knight, llega para ofrecer un film que se ve con cierto agrado, e incluso sus fallos pueden enfocarse con cierto sentido del humor. Eso, si no queremos tomarnos las cosas en serio. Si no, la cosa no funciona, por mucho final chulo que tenga. ¿Quién será capaz de ofrecer al actor un producto digno de su carisma? Roger Donaldson casi lo logra hace unos años.

Fuente blogdecine.com

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